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Los Fenicios

Los mejores navegantes de la Antigüedad

Mientras que la mayoría de los pueblos que existían hace cuatro mil años encontraban en el mar un inconveniente que les impedía extenderse y dominar nuevos territorios, los fenicios encontraron en las aguas oceánicas el mejor aliado para transportar mercancías. Ellos, como el resto de los semitas, habían surgido de la vida nómada fecundada en el desierto de Arabia, y con el pasar de los años habían establecido ciudades en la costa oriental del Mediterráneo, limitando su país por el occidente con las montañas del Líbano y Antilíbano.
El ambiente que los rodeaba hizo que los fenicios trataran de buscar contacto con los naturales de otras tierras, y como los montes cercanos a su imperio los proveían de buenas y abundantes maderas, no encontraron impedimento alguno para fabricar barcos y lanzarse a la mar; aparte de lo anterior, y como una forma de reafirmar su deseo, construyeron sus más grandes poblados en plena costa, como fueron los casos de Tiro, Arad, Sidón, Byblos y Berito.
En un principio sus redondas naves, cuya velocidad era mínima debido al fin que perseguían, sólo se acercaron a Egipto, en plan de comercio. Sin embargo, poco a poco la técnica náutica se fue aliando con ellos y así pudieron llegar hasta Grecia, Creta, Italia, la costa septentrional de África y España, en donde fundaron a Gadir luego Gádez, actual Cádiz.
Aún más, al parecer lograron llegar a la actual Inglaterra, bastantes décadas antes que babilonios y egipcios supieran de ella.


Agricultura y ganadería

Las tierras ocupadas por los fenicios eran propicias para el cultivo de muchas especies vegetales, entre ellas el trigo, los dátiles, los higos y en algunos casos las uvas; por ello debían buscar el intercambio de sus productos para proporcionarse materias primas y alimentos. Los israelitas fueron buenos amigos a la hora de negociar, sobre todo cuando sus líderes fueron Ezequiel y Salomón.
Por otro lado, pese a que son pocas las fuentes de información acerca de las actividades ganaderas de los fenicios, se sabe que criaron ganado caprino, ovino y bovino, además de búfalos y asnos.


Historia política

Al principio de su existencia como pueblo organizado, los fenicios sufrieron constantes ataques de los pueblos vecinos, hecho que los obligó a preocuparse mucho más por mejorar sus habilidades como marinos. Las factorías fenicias se extendieron por todo el Mediterráneo, sobre todo en el período comprendido entre el 969 y el 936 a.C., tiempo en el cual el país fue gobernado por Hiram de Tiro, así como en el reinado de Abibaal, padre del anterior.
El puerto de Tiro, establecido en una isla, había sido reconstruido en el siglo XII de la pasada era por los sidonios; cuando éstos fueron regidos por Hiram, el embarcadero comercial de Tiro se convirtió en el más fortificado de la región y, por ello, en la capital del imperio. La influencia de Hiram no se detuvo en el límite de las fronteras fenicias.
La liga que formó con David perduró hasta los tiempos de Salomón, cuando la influencia de los navegantes estuvo mayormente afianzada entre los israelitas. Los vasallos del monarca fenicio diseñaron y construyeron el templo de Salomón, y los barcos de los dos países, por ese tiempo hermanos, surcaron el océano con su flota tartesia, uniendo los centros productores de materias primas con los manufactureros.
En los tiempos de Hiram, Fenicia rodeó a su soberano, cuyos dominios abarcaron las regiones comprendidas entre el monte Carmelo al sur, y Arvad en el norte. No obstante, en Byblos y Arvad se mantenía el mandato de pequeñas dinastías sin mayor influencia en la evolución social, dinastías que se sostuvieron por un buen tiempo, a la par que se iban dando las sucesiones monárquicas de los descendientes de Hiram Balmazer I, Abdashtart, Ashtart, Astartrom y Piles. Todos ellos reinaron desde el 935 hasta el 888.
Piles fue asesinado por un sacerdote de nombre Itobaal, quien asumió el poder e inició una nueva dinastía; le siguieron Baalazor, Balmanazer II, Mittin y Pigmalión, cuya hermana de nombre Elisa, según la tradición, huyó de Tiro y fundó Cartago en el 814 antes de Cristo (pero recuérdese que se habla siempre de la princesa Dido como fundadora de esta ciudad norafricana). Luego de Pigmalión vino Hiram II, y posteriormente Luli, que aliado con Ezequías y los egipcios se reveló contra Senaquerib con muy poca suerte.
Senaquerib de Asiria puso en huida a Luli e instituyó en su lugar a dos reyes vasallos en Sidón y en Tiro. Así, Itobaal, ubicado en el trono por el conquistador asirio, no pudo resistir la oposición del pueblo. Abdmilkot tomó las riendas de la nación y se enfrentó al también asirio Asaradón, quien poco después se encargó de destruir por completo a Sidón y de edificar en su lugar una nueva ciudad, que recibió el nombre de Kar-Asaradón.
También Tiro cayó en manos de los usurpadores, sumiendo a los fenicios en la esclavitud.
Mientras el mando del imperio asirio quedó en manos de Asurbanipal, las cosas no cambiaron para Fenicia; pero con la muerte de este emperador, sus pobladores pudieron gozar algunos decenios de libertad. Sin embargo, la dicha fue demasiado efímera. Nabucodonosor sitió a Tiro durante el reinado de Itobaal III, en el 587 a.C., y trece años más tarde la ciudad se rindió, quedando en el trono Baal II en calidad de monarca siervo. En el 539 a.C., Ciro tomó el comando de Babilonia y Fenicia.
En el 332 a.C., Fenicia fue conquistada por Alejandro Magno. Aunque la mayoría de ciudades cedió prontamente y sin dar batalla a los designios del gran general, Tiro permaneció reticente a la rendición hasta cuando los macedonios construyeron un puente desde el continente hasta la isla, con el cual vencieron las defensas de Azemilkos, último soberano de Fenicia. Después de obtener el triunfo, los macedonios dieron muerte a más de 10 mil tirios y vendieron como esclavos a unos 40 mil, todo ello como venganza por las atrocidades que los habitantes de Tiro habían cometido contra los soldados de Alejandro en el rigor de la batalla.